lunes, 7 de noviembre de 2011

QUETZALCOATLUS

Imaginen un animal tan alto como una jirafa moderna y con una envergadura de diez metros, capaz de echar a volar como un gran murciélago y con una resistencia tan increíble que podía recorrer 16.000 kilómetros sin pisar tierra ni una sola vez, casi tanto como volar desde Madrid a Sidney (Australia) de un tirón. Se trata de los ejemplares de cuatro especies de reptiles voladores a los que los científicos llaman pterosaurios «supergigantes» y que vivieron hace unos 70 millones de años. Según sugieren en un nuevo estudio cuyas conclusiones adelanta National Geographic, estos monstruos del Cretácico tienen el récord de vuelos de larga distancia en toda la historia (y, obviamente, prehistoria) de la Tierra. El investigador Michael Habib, especialista en Biomecánica de la Universidad Chatham, en Pittsburgh, ha analizado la envergadura y la masa corporal de estos animales para calcular cuál podía ser la resistencia de vuelo. Entre los ejemplares examinados se encuentra un Quetzalcoatlus, cuyos restos fueron encontrados en Texas. Habib y su equipo llegaron a la conclusión de que si los datos obtenidos de los fósiles eran acertados, estos gigantes podían realizar vuelos increíblemente largos sin la necesidad de tocar tierra. En concreto, Habib cree que un animal que pesara unos 272 kilos podía volar 16.000 kilómetros sin parar utilizando su grasa como combustible para el viaje. Según el científico, el vuelo consistía en unos minutos de batir de alas, seguidos de largos periodos de «vuelo sin motor» gracias a la ayuda de las corrientes de aire. Las alas eran semejantes a las de las águilas, largas y estrechas para deslizarse pero lo suficientemente anchas como para levantar objetos pesados. Los científicos creen que si estos animales podían recorrer distancias tan largas, es muy posible que los fósiles de pterosaurios encontrados en diferentes continentes , se han hallado centenares de especímenes en África, Asia, Australia, Europa, Norteamérica y Sudamérica; pertenezcan en realidad a las mismas especies. Incluso aseguran que sus cálculos son conservadores, y que en un ambiente tan cálido como el Cretácico, cuando probablemente había más corrientes térmicas, quizás el vuelo era aún más largo, de hasta 32.000 kilómetros. La investigación contradice estudios anteriores que señalaban que un animal tan pesado como el Quetzalcoatlus era incapaz de despegar y sólo podría lanzarse al aire arrojándose como un suicida desde árboles o acantilados. Habib sospecha que, en realidad, los pterosaurios se elevaban como lo hacen algunos murciélagos modernos, utilizando sus cuatro extremidades. Los pterosaurios no son dinosaurios, aunque sí convivieron con ellos durante decenas de millones de años. Tampoco pueden ser clasificados en el grupo de las aves; ya que aparecieron unos 75 millones de años antes y sus antepasados son muy distintos.


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